León Esquer

Nuevas Neuronas en la Edad Adulta: ¿Mito o Realidad?

Durante mucho tiempo creímos que nuestro cerebro dejaba de producir neuronas en la infancia. Actualmente existe un debate fascinante sobre si los humanos adultos podemos seguir generando nuevas células cerebrales, un proceso llamado neurogénesis. Exploraremos qué dice la investigación, desde los primeros hallazgos en animales hasta los estudios más recientes y controvertidos en humanos, y lo que esto podría significar para nuestra memoria y capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida.

Por décadas, la idea de que nacemos con un número fijo de neuronas y que solo nos queda ver cómo disminuyen con el tiempo fue prácticamente un dogma en la neurociencia. Se nos decía que las células cerebrales que desarrollábamos en el útero y durante los primeros años de vida eran todas las que tendríamos. Pero, como suele suceder en la ciencia, lo que hoy es una verdad aceptada, mañana puede ser objeto de intenso debate y revisión. Y eso es exactamente lo que ha estado ocurriendo con el concepto de la neurogénesis en adultos.

¿Qué es Exactamente la Neurogénesis?

Para entendernos, la neurogénesis es, sencillamente, el proceso de creación de nuevas neuronas. Durante el desarrollo fetal, nuestro cerebro es una fábrica de neuronas, produciendo miles de millones. Esta producción continúa durante la infancia, pero la creencia generalizada era que se detenía ahí.

Las primeras luces de que esto podría no ser del todo cierto vinieron de estudios en animales. Investigadores observaron neurogénesis en animales de laboratorio de diversas edades, incluyendo ratones, ratas e incluso aves canoras. Específicamente en ratones adultos, encontraron nuevas neuronas creciendo en dos áreas principales: la zona subventricular, vinculada al sentido del olfato, y el hipocampo, una estructura crucial para la memoria y el aprendizaje.

Los científicos piensan que esta neurogénesis en regiones específicas es vital para la plasticidad cerebral, es decir, la habilidad del cerebro para adaptarse y cambiar con el tiempo. Esta plasticidad es la base de nuestra capacidad para aprender cosas nuevas y formar recuerdos. En ratones, por ejemplo, se ha visto claramente que factores como vivir en un ambiente estimulante o el ejercicio físico pueden promover el crecimiento de nuevas neuronas. Por el contrario, en modelos de enfermedades como el Alzheimer en estos animales, la neurogénesis se ve afectada negativamente.

El Salto a Humanos: Un Debate Abierto

Aquí es donde la cosa se pone interesante y, a la vez, más compleja. ¿Podemos extrapolar estos hallazgos en ratones directamente a los seres humanos? No es tan sencillo.

Gran parte de nuestro conocimiento sobre la neurogénesis adulta proviene de estos modelos animales, y los métodos utilizados para confirmarla no son fácilmente aplicables en humanos. Por ejemplo, se usan moléculas trazadoras radiactivas que se inyectan en el cerebro para visualizar si y dónde están creciendo nuevas neuronas. Estos trazadores pueden ser tóxicos y, además, estos estudios a menudo requieren la disección del cerebro después de la eutanasia del animal, algo impensable en estudios con personas sanas.

Esto ha generado un debate considerable en la comunidad científica. Hay expertos que presentan evidencia sólida de que sí generamos nuevas neuronas en la edad adulta, mientras que otros mantienen un escepticismo saludable, argumentando que la evidencia no es concluyente o que los métodos de detección podrían tener fallos.

Indicios en Humanos

A pesar de las dificultades, ha habido algunos casos excepcionales donde se han podido aplicar métodos similares en humanos. Un estudio pionero, publicado en la prestigiosa revista Nature Medicine en 1998, marcó un antes y un después. Los científicos detrás de esta investigación trabajaron con pacientes con cáncer cerebral. Resulta que algunas de las moléculas trazadoras radiactivas usadas en estudios animales también se utilizan en medicina para rastrear el crecimiento de tumores en estos pacientes. Si bien son demasiado tóxicas para personas sanas, en pacientes con cáncer, el beneficio de monitorear el tumor supera el riesgo.

Al analizar los cerebros de estos pacientes (de entre 57 y 72 años) después de su fallecimiento, los investigadores reportaron que, además de marcar las células cancerosas, los trazadores habían señalado la presencia de neuronas nuevas en el hipocampo. Este fue un hallazgo tremendamente sugerente: ¡humanos adultos, incluso en la tercera edad, podrían estar generando nuevas neuronas!

Desde entonces, otros estudios han seguido esta línea, algunos utilizando técnicas de datación por carbono-14 (similar a la que se usa en arqueología) en tejido cerebral post-mortem, o métodos de imagenología más avanzados. Algunos de estos estudios han reforzado la idea de la neurogénesis adulta en el hipocampo, mientras que otros, particularmente algunos muy recientes que analizaron muestras de tejido con gran detalle, no han encontrado evidencia clara de neuronas jóvenes en el hipocampo adulto, o sugieren que si ocurre, es a un nivel muy bajo y quizás no funcionalmente significativo.

¿Qué Significa Todo Esto Para Nosotros?

El debate, como ven, sigue abierto. No hay un consenso absoluto. Sin embargo, la posibilidad de que nuestro cerebro mantenga una capacidad regenerativa, aunque sea limitada, es profundamente optimista. Si la neurogénesis adulta es una realidad robusta en humanos, podría abrir nuevas vías para entender y tratar condiciones como la depresión, el Alzheimer o el envejecimiento cognitivo. Podría también darnos más razones para adoptar estilos de vida que, al menos en animales, han demostrado fomentar la salud cerebral, como el ejercicio regular, el aprendizaje continuo y la exposición a entornos enriquecedores.

Lo que sí es seguro es que nuestro cerebro es un órgano mucho más dinámico y adaptable de lo que creíamos hace apenas unas décadas. La investigación continúa, y cada nuevo estudio nos acerca un poco más a desvelar los misterios de esta increíble máquina que todos llevamos dentro.

Estaremos atentos a cómo evoluciona este campo. Mientras tanto, no dejemos de aprender y mantener activa nuestra mente.

Referencias:

Live Science, Nature Medicine